Heidy Gutiérrez, una mujer tímida que vive concentrada en su máquina plana. Trabaja en la fábrica Dugotex S. A. hace tres meses. Señala que son pocos los lugares en donde ha podido trabajar, pese a que hace décadas maneja máquinas de coser. Y su limitante no es que Heidy viva con sordera profunda, sino que las empresas le cierran las puertas cuando se enteran de su condición.
Ella nació así y se alejó de su familia porque la rechazaron. “Aprendí a ser independiente, aunque a veces sea difícil y me demore en conseguir trabajo”
Es una de las 54 personas que viven con alguna discapacidad y que desde hace 5 meses se han ido vinculado a alguna empresa bogotana, gracias a la Ruta de Empleo para personas con Discapacidad del Distrito, que golpea puertas a los privados para abrir vacantes para esta población.
A Dugotex, la multilatina que es dueña de marcas como Pague Menos o Diane & Geordi, Heidy entró con otros dos jóvenes que pasaron por un estricto proceso de selección, pues como explica Roxana Mendoza, la gerente de recursos humanos, se les puso en igualdad de condiciones como cualquier otro operario.
“La Agencia de Empleo del Distrito y las secretarías de Desarrollo Económico y de Integración Social se acercaron a nosotros en el momento en que elaborábamos un proyecto para contratar personas con alguna discapacidad. Nos enviaron 10 candidatos y luego de las pruebas solo tres pasaron”, reseñó Roxana.
Existen varios mitos cuando se habla de contratar a una persona que vive con alguna discapacidad. Así las resume Juan Miguel Durán, secretario de Desarrollo Económico y quien fue delegado por la Alcaldía de Bogotá para ser el presidente del Consejo Distrital de Discapacidad:
“Entre los temores se encuentra que no son personas aptas para realizar las tareas que se les asignan, o que una empresa puede terminar con problemas si los contratan y luego los despiden por no cumplir con las metas estipuladas, lo cual es falso”, indicó Durán.
Dugotex fue una de las que les abrió las puertas, y la oportunidad cayó en el momento que era para Heidy, quien llevaba más de un año buscando empleo, y pidiendo prestado a amigos y conocidos para poder vivir.
Ana Mery Manrique es la supervisora de Heidy, y asegura que siempre hay una forma de comunicarse con ella, pues hasta ahora solo ha aprendido lo básico en lenguaje de señas. “Pero ella pone toda la disposición para entendernos. Al inicio, la meta de prendas por hora era baja pero hoy ya iguala a sus compañeras”, indicó.
Cerca de Heidy trabaja Andrés Felipe Sandoval, de 28 años. Él es hipoacústico, es decir que a diferencia de su compañera, él alcanza a percibir algunos sonidos, y lee los labios de quien se comunica con él, por lo que sirve de intérprete con sus otros compañeros.
Vive con su esposa, con la que lleva 15 años y con un su hijo de seis años. “Él sí escucha”, señaló el joven mientras manipulaba una máquina fileteadora, en la sección de fajas.
Según relata, lleva 5 años trabajando con máquinas de coser. Duró cinco meses sin empleo, y luego ingresó a Dugotex. “Esos meses me tocó apretar mucho la liquidación de la anterior empresa para poder sobrevivir, porque no es fácil que nos den empleo”, indicó.
Fuente: Artículo recuperado el 28 Agosto de 2018 por https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/poblacion-en-condicion-de-discapacidad-y-sus-necesidades-en-colombia-90880 para Soluciones Auditivas