La pérdida de uno de los sentidos perjudica notablemente la calidad de vida del adulto mayor, porque no sólo afecta la percepción y compresión del habla sino que también condiciona su interacción social.
No es propia del adulto mayor, a medida que nos hacemos mayores las células ciliadas del oído interno comienzan a morir. Esto nos ocurre a todos, pero algunas personas pierden la capacidad auditiva y padecen pérdida de audición relacionada con la edad antes y con mayor rapidez.
Factores genéticos o hereditarios son frecuentes en el caso de la sordera, e igual las afecciones inflamatorias y otitis pueden influir notablemente. El doctor Bracho destaca que la inflamación más común es la otitis media serosa (localizada en el oído medio), que se produce por obstrucción del paso de aire entre la parte posterior de la nariz y el oído medio, es decir, la Trompa de Eustaquio, debido a enfermedades infecciosas como la sinusitis, la adenoamigdalitis y la rinitis alérgica. En el adulto mayor la perdida de la audición se manifiesta por la disminución de la sensibilidad auditiva y de la inteligibilidad del habla.
Observa el especialista que en una sociedad donde el ruido forma parte de la vida diaria, durante la juventud y edad adulta se omite el cuidado del oído, el cual representa el órgano más delicado del cuerpo.—Muchos países recomiendan una exposición diaria a un ruido inferior a 85 decibelios —manifiesta—, pero, sin embargo, en muchas situaciones estamos expuestos a niveles de ruido que exceden lo recomendado porque diariamente estamos sometidos a ruidos muy elevados en el tráfico, gimnasio, cine, estadios, bares y trabajo.
Fuente: Artículo recuperado el 21 de Noviembre de 2017 por www.eluniversal.com para Soluciones Auditivas.