Hasta ahora, sabíamos que la obesidad, es una de las principales patologías del siglo XXI, provocaba multitud de problemas de salud (enfermedades de las arterias coronarias, insuficiencias cardíacas, derrames cerebrales, diabetes e incluso cáncer de colon) algunos curables en mayor o menor medida si se tratan desde sus inicios.
Se aconseja prevenir desde el principio, es decir, desde la infancia. Pero lo que no conocíamos es que el exceso de peso en los niños y adolescentes puede, también, provocar sordera.
El Dr. Anil K. Lalwani, de la Universidad de Otorrinolaringología de Columbia, en Nueva York, lo asegura en un reciente estudio publicado en junio de este año en la revista ‘The Laryngoscope’ y efectuado entre 1.488 chicos y chicas de edades comprendidas entre los 12 y19 años. Entre ellos, los obesos fueron los que experimentaron mayor pérdida auditiva en todas las frecuencias sonoras, un daño que se duplicaba en las frecuencias bajas y en percepción auditiva unilateral (un solo oído). En otras palabras, un chaval gordito tiene muchas más probabilidades de no oír lo que le cuentan sus amigos si existe un ruido por encima de la conversación, por ejemplo, en una discoteca, un concierto o un evento deportivo.
Según la Revista de la Asociación para la Investigación de la Otolaringología, ser obeso y, además, fumador dificulta el flujo sanguíneo hacia el oído. En un estudio efectuado en la Universidad de Amberes (Bélgica) entre 4.000 hombres y mujeres de entre 53 y 67 años, los investigadores confirmaron que los obesos y los fumadores tenían más dificultades de detectar sonidos de alta frecuencia. La solución parece fácil, como recalca el Dr. Anil: “La sordera es una más de las enfermedades que provoca una invancia con problemas de sobrealimentación y falta de ejercicio. Una vida activa y una alimentación sana son garantías de una vida adulta en plenitud”. Ni más ni menos.
Fuente: Artículo recuperado el 15 de Noviembre de 2017 por www.beltone.es