José Richard, hincha de un equipo de futbol colombiano, quien va por primera vez al estadio Nemesio Camacho El Campin acompañado por su ángel guardián quien pertenece al equipo rival. Ansiedad y nervios refleja José al pisar por primera vez las canchas del Campin.
Mientras que todos los espectadores tienen sus ojos puestos en la cancha, en esta ocación Jose Richard le dará la espalda a la cancha, no oirá, no escuchara ni hablara, pero eso si no se perderá un segundo el partido.
José es una persona sordociega, su existencia es casi una obra de una alineación cósmica. Sufre el síndrome de Usher, una condición genética rara que afecta a uno de cada 30.000 nacidos. El síndrome deja progresivamente a la persona con sordera profunda y después termina con su visión.
El mal funcionamiento de sus células, tejidos y órganos no le impiden a José Richard que cada poro de su cuerpo sienta pasión por el fútbol. Cesar, el mejor amigo de José, es la persona que sea convertido en los ojos, los oídos y su voz desde hace dos años y desde entonces se han vuelto inseparables. Es la persona que le narra los partidos de su equipo del alma.
Cesar creo una fundación llamada Sin Limites S. C, como respuesta a la necesidad de la comunidad sordociega, que tiene como fin entrar al mundo laboral. José Richard es su “consentido” y lo considera como su hijo. La fundación es ahora solo una excusa para su amistad. A César no le gusta ser el protagonista de las historias de sus apadrinados, pero sin él, para ellos habría sido difícil salir adelante.
Con leguaje de señas Jose Richard ubica sus manos sobre las de César y siente los símbolos que este traza en el aire, César le describe cada detalle del estadio a su amigo. “Intento narrarle cuántas personas hay –dice César–, dónde estamos ubicados, quién está cerca de nosotros (…), que él pueda sentirse en la situación y disfrutar de la experiencia como un vidente, oyente o hablante”
Los dedos de ambos se transforman, en un parpadeo, en un jugador, en el balón, en el árbitro, en la tribuna o en ambos equipos. El juego que se replica en esa tabla de 30 × 20 es más frenético y apasionado que una narración radial.
Fuente: Artículo recuperado el 09 de octubre de 2017 por www.eltiwempo.com/deportes